domingo, 25 de noviembre de 2007

La GaTiTa LecTorA

Su familia lee muuuuucho, así que cuando nació le regalaron 50 libros, y a los 4 años leía perfecto. Le gustan mucho las golosinas, aunque cuida muy bien dos cosas: sus dientes y que sus libros no se ensucien ni con una miguita. Tiene una biblioteca gigante, es tan tan grande que su casa está llena de libros. Su libro favorito es “Las gatas, somos las gatas” (en este momento la gatita lee y se emociona).
A los 6, la mamá lectora le enseñó a escribir. La gatita aprendió a los 7 y se puso a escribir como loca. Hizo un libro gordo!!!!!
Hasta que un día su mamá se cansó y dijo:-hijita, se que te gusta escribir, pero hace cuánto que no lees?. -Y… hace…creo que…hace tres años, dijo la gatita, que ya tenia 10 años. Su madre estaba preocupada y le dijo que se vaya a su cuarto. La gatita estaba muy triste, se puso a llorar. Pero en ese momento oyó una voz desde su ventana. La voz decía:- gatita, ¿no estas preocupada?, si dijo la gatita. La respuesta fue “entonces nos encontramos en el bar de la esquina”. La gatita no sabía que hacer, pero obedeció a esa misteriosa voz. Así que a la noche se escapó al bar de la esquina (nadie sabe como se llama ese bar). Cuando llegó, vio una por una las mesas, y en una vio un papelito con el siguiente mensaje: “RESERVADO PARA GATITA Y XXXXXXXXX”. La gatita no pudo leer bien la última palabra, pues estaba muy borroneada. Aún así, muerta de miedo, la gatita se sentó en la mesa y esperó acontecimientos. En ese momento, la gatita oyó “Hola gatita”, miró para todos lados, pero no vio a nadie, y la voz le volvió a hablar “No me puedes ver, soy un fantasma, y los fantasmas somos invisibles”. La gatita un poco más tranquila preguntó -¿Cómo te llamas?. Fantasmucho, o Fanti, pero mejor Fantasmucho. Y siguieron charlando un buen rato, se llevaban bien, hasta que el fantasma dijo:- Si quieres, te puedo convertir en fantasma y te llevo a mi mundo de fantasmas. Porque en mi mundo hay libros de todo tipo. Libros que si los tocas ya sabes toda la historia, libros que vienen con grabador para escuchar la historia, libros que si los buscas aparecen en tus manos.
Pero te llevo con una condición, que logres verme dijo él. Pero cómo podré verte, si eres invisible, dijo ella. Yo conozco un método, pero no te lo puedo decir, lo tenés que adivinar, tenés tres oportunidades. La gatita, primero intentó tirarle agua, pero como era invisible no sabia a donde apuntar, así que regó las plantas un poco decepcionada. Oyó la voz del fantasma que decía –te quedan dos oportunidades. En la segunda oportunidad trató de atraerlo con comida para gatos (lo había leído en el libro “Atraiga fantasmas a casa”, pero lo que consiguió fue espantar al fantasma, la comida estaba podrida!!!. Estaba a punto de rendirse, dándole la flor mas hermosa del inmenso patio de su casa, cuando se dio cuenta que no la podía tocar, ni agarrar. La inspeccionó muy bien, y vió un cartelito que decía FANTASMUNDO. Supuso que ahí Vivian los fantasmas, pero, ¿cómo entraría allí?. Volvió a ver toda la flor, y vio que del otro lado de la flor había un cartelito que decía: PARA ENTRAR HAY QUE SALTAR A LA FLOR. Así que, tal y como lo decía, ella saltó la flor. Cuando saltó sintió como que caía en un espiral, hasta que por fin pisó tierra y vió un lugar que lo único que había era un cartel que decía: BIENVENIDO A FANTASMUNDO, y algunas tiendas. Caminó un poquito y se detuvo en una tienda que decía “Especialistas en fantasmas”, y quizo entrar. Vió cosas como “Como capturar a un fantasma”, o “La vida de los fantasmas”, hasta que encontró lo que buscaba. Vió unos chocolates que decían “Como hacer que un humano vea a un fantasma”, y leyó las instrucciones: Podrá ver a los fantasmas en 5 segundos y el efecto dura 24 horas. Cuando el chocolate dió efecto vió que había mas de 30.000 fantasmas, y decidió quedarse ahí 20 minutos, hasta que llegó el momento de ir a casa. Pensó, “¿cómo podré volver?”, y pensó, saltando, claro, así que saltó, y volvió a ver el espiral que había visto cuando iba, y volvió a aparecer en el inmenso patio de su casa. El fantasma la estaba esperando y se dio cuenta que ella lo podía ver. El fantasma le dijo a la gatita: “descubriste como poder verme”, y ella respondió, “si, pero ahora ya no quiero ir a tu mundo, estoy mejor acá”. “¿Estas segura?”. Si dijo ella. “podes venir a visitarme cuando quieras”. “Esta bien, chau”. “Chauuuu”. “No, espera!!, quiero que me ayudes a que mi mamá piense que estoy leyendo, pero en realidad estoy escribiendo”, dijo la gatita. El fantasma pensó un rato, y decidió que lo mejor sería hechizar a la mamá con sus poderes. Y así empezaron al gatita y el fantasma con el plan.
El fantasma fue a su mundo a buscar su bola mágica para poder hechizar a su mamá. El plan era que cuando la mamá la quiera retar la felicite. El fantasma fue a la casa de la gatita de noche, para que la madre no se de cuenta de nada y dijo las palabras mágicas: “FANTASMACABRAAAAA!!!”, y salieron chispitas de todos los colores. La gatita se guardó algunas en el bolsillo, `para recordar ese momento. Al día siguiente, cuando la mamá la quiso retar, le dijo: “gatita, cuánto estás leyendo, te felicito”. La mamá se dio cuenta de lo que dijo y se asustó, pero decidió quedarse callada, a ver si todavía la volvía a felicitar. La gatita muy muy feliz siguió escribiendo toda la vida… (Ay!!!, ya no se si este cuento se llama “La gatita lectora” o “La gatita escritora”.

FIN

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